¿Qué tienen en común una profesora jubilada, una abuela y una esposa dedicada?

En el Día Internacional de la Mujer, te inspirarás con las historias de cinco mujeres cristianas de diferentes regiones de Vietnam que han encontrado su valor y alegría en Jesús.

Cada una de ellas ha experimentado opresión por parte de su esposo o familia, pero tienen algo en común: no han perdido la esperanza ni el coraje. A pesar de ser perseguidas por abandonar la religión tradicional para seguir a Cristo, ellas profesan su fe con alegría, pues están seguras en los brazos de Jesús.

Lan: Una mujer que ama la Biblia

Lan* vive en una pequeña aldea en la región del Delta del Mekong, en Vietnam. Cuando recibió a Jesús en su vida hace algunos años, inmediatamente enfrentó persecución por parte de su esposo y sus suegros. Ellos le prohibieron seguir a Dios y la amenazaron con rechazarla si continuaba buscando a Jesús.

Lan encuentra en la Biblia respuestas para resistir la persecución

«Si mi esposo ve mi Biblia, la echará a la basura. Incluso me golpea y me estrangula si me ve leyéndola» comparte Lan. Pero esto no la ha detenido. Sigue asistiendo fielmente a la iglesia y estudiando la Palabra de Dios. No solo su esposo se opuso a su fe, sino que también las autoridades locales y sus suegros fueron hostiles con ella.

«Me han citado tres veces en la comisaría y las autoridades me dijeron que dejara de seguir a Dios. Pero les respondí con lo que he aprendido en la Biblia y seguí yendo a la iglesia. Siempre que enfrento problemas, oro y estudio más la Biblia. Todos los días oro a Dios. Solo Jesús da paz a mi corazón», dice Lan.

Tram: Una hija amada de Dios

Tram*, al igual que Lan, vive en el Delta del Mekong. Está casada y tiene dos hijos. En 2020 conoció a Jesús y comprendió que había sido creada a imagen de Dios y que es valiosa a los ojos de su Padre celestial. Pero este cambio no fue bien recibido por su esposo ni por sus suegros. Cuando su esposo está sobrio, tolera su fe, pero le pide que no hable de Dios ni practique actividades cristianas en casa. Sin embargo, cuando está ebrio, la maldice, la golpea e impide que vaya a la iglesia.

Jesús mostró a Tram que ella es una mujer amada y valiosa.

Sus dos hijos adolescentes, al ver la persecución que ella sufre por su fe, han buscado consuelo en el alcohol y las drogas. En reuniones familiares, especialmente en los aniversarios de muerte, Tram debe preparar un banquete para que su esposo y su familia hagan ofrendas a los ancestros. Durante una de estas cenas, la madre de Tram le pidió a su nieta de cuatro años que quemara incienso para un ancestro, pero la niña se negó.

Enfurecida, la empujó y la maldijo. Cuando la niña intentó abrazarla, la empujó nuevamente con fuerza.

Los suegros de Tram y los parientes de su esposo suelen decir: «Tram no es una buena nuera. En los aniversarios de nuestros padres, solo cocina, pero nunca quema incienso para ellos». A pesar de todo, Tram comparte: «Cuando no conocía a Dios, aunque tenía a mi familia, me sentía muy sola. Después de aceptar a Jesús en mi vida, soy más feliz y tengo paz. Siempre que no estoy de acuerdo con lo que dice mi esposo sobre mi fe, hablo con Dios y Él consuela mi corazón».

Kha Han: La profesora jubilada de la escuela pública

Kha Han, de 65 años, es una profesora jubilada de la escuela pública. Escuchó hablar de Dios muchas veces cuando aún trabajaba, pero como era funcionaria del gobierno, no se atrevía a demostrar su fe.

Kha Han fue agredida por ir a la iglesia, pero no renunció a su fe

Tras su jubilación, profesó valientemente su fe en Jesús a su familia y amigos. Fue testigo de milagros, amor, gracia y perdón. Su esposo era alcohólico y la golpeaba cada vez que volvía de la iglesia.

En febrero de 2024, al enterarse de que no había renunciado a su fe, la golpeó brutalmente y le prohibió comer durante días hasta que la abandonara. Sus propios hijos intentaron obligarla a renunciar a su fe. Pero ella se negó a hacerlo y sigue orando por la salvación de su familia.

Nhi: Una madre perseverante

Nhi* es madre de cuatro hijos, el menor de los cuales tiene síndrome de Down. Vive en una región costera de Vietnam. Hace dos años entregó su vida a Cristo y llevó a sus cuatro hijos a Jesús.

Nhi y sus tres hijos en Vietnam

Cada vez que un líder cristiano visita su casa, su esposo se vuelve más violento. La ha golpeado brutalmente y en una ocasión terminó hospitalizada por las heridas. A pesar de que no puede asistir libremente a la iglesia, ella y sus hijos permanecen firmes en la fe en Dios.

Hoa: Siguiendo a Cristo con su nuera y nietos

Después de su conversión al cristianismo hace más de seis años, Hoa* llevó a toda su familia a Cristo, incluyendo a su esposo e hijos. Hace cuatro años, su segundo hijo falleció y, desde entonces, su nuera y sus nietos viven con ella.

Hoa junto a su esposo en Vietnam

Como eran los únicos cristianos en su aldea en ese momento, la comunidad insistió en que siguieran la tradición de enviar el cuerpo del difunto a un chamán y realizar rituales anuales. Pero Hoa se mantuvo firme en su fe y no cedió a la presión. Desde entonces, todo el pueblo les ha dado la espalda.

A pesar de ello, Hoa, su nuera y sus nietos han soportado amenazas y humillaciones, pero han compartido el evangelio con quienes los persiguen y han ganado almas para Jesús. A pesar del rechazo de amigos y familiares cercanos, la abuela, la nuera y los nietos siguen firmes en Cristo.

Ayuda a mujeres perseguidas a recuperar su dignidad

Puedes ayudar a construir iglesias en Asia, especialmente en Bangladesh, para que mujeres cristianas perseguidas puedan conocer su identidad en Cristo. Así como Hoa, Nhi, Kha y muchas otras hermanas en Cristo que han sido atacadas y presionadas por amor a Jesús, ellas pueden fortalecerse para ser sal y luz incluso en los lugares más peligrosos. ¡Apoya esta causa!

*Nombres cambiados por seguridad.

Burladas, maldecidas y golpeadas, mujeres cristianas dan testimonio de una fe extraordinaria en Vietnam. (Foto de nota representativa)

Fuente Puertas Abiertas. https://puertasabiertasal.org