El Sello

Buenos Aires, martes 3, diciembre 2024
El tiempo - Tutiempo.net

La respuesta cristiana al infierno de la pobreza

Por Por José Daniel Espinosa Contreras

14 de mayo de 2023
👁‍🗨 72242

El capitalismo agonizante y despiadado de nuestra sociedad está convirtiendo nuestro mundo en un infierno para muchos. O se produce un cambio radical en nuestro sistema económico y social o el mundo terminará reventando de injusticia.

El capitalismo agonizante y despiadado de nuestra sociedad está convirtiendo nuestro mundo en un infierno para muchos.
 

El capitalismo agonizante y despiadado de nuestra sociedad está convirtiendo nuestro mundo en un infierno para muchos.

Hace unos años leía que el 1% de la población mundial acaparaba el 90% de toda la riqueza que se genera en el mundo. La élite procura mantener un sistema donde el grueso de la sociedad luche por sostener sus paraísos a cambio de hacer algo más «soportables» nuestros infiernos.

Desde una perspectiva bíblica, el problema no es la desigualdad económica de la sociedad, sino la carencia, escasez y pobreza real de muchos. No creo que la voluntad de Dios sea que todos vivan en el mismo nivel socioeconómico –pretensión propia del comunismo–, pues Dios es soberano en la repartición de la riqueza.

Desde una perspectiva bíblica, el problema no es la desigualdad económica de la sociedad, sino la carencia, escasez y pobreza real de muchos.
 

Desde una perspectiva bíblica, el problema no es la desigualdad económica de la sociedad, sino la carencia, escasez y pobreza real de muchos.

Vemos en la historia bíblica que, a menudo, Dios bendice a ciertas personas o familias con riquezas (1 Reyes 3:13), según su soberana voluntad. «Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro» (Génesis 13:2).  «Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días» (1 Reyes 3:13).

Es propio de Dios dar a unos 5 talentos, a otros 2 y a otros 1 (Mt. 25:14-30). Pero también es cierto que «a quien más se le da, más se le demanda». «Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá». (Lucas 12:48).

La demanda bíblica es que aquellos que más tienen compartan sus bienes con quienes menos tienen.
 

La demanda bíblica es que aquellos que más tienen compartan sus bienes con quienes menos tienen.

La demanda bíblica es que aquellos que más tienen compartan sus bienes con quienes menos tienen. Los recursos materiales que Dios pone a nuestra disposición deben ser usados para suplir las necesidades de aquellos que tienen carencias, pues «el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él?» (1 Juan 3:17).

Haremos bien en recordarnos con frecuencia que los recursos que nos llegan no son nuestros, sino de «aquel que nos da todas las cosas en abundancia”.  1 Timoteo 6:17: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos». Nos las da para que «hagamos el bien, seamos ricos en buenas obras, generosos y prontos para compartir» (1 Timoteo 6:18).

1 Juan 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, cómo mora el amor de Dios en él?”
 

1 Juan 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, cómo mora el amor de Dios en él?”

Somos administradores de las riquezas de este mundo y Dios nos pedirá cuentas del buen o mal uso que le hayamos dado a estos recursos. Cuando ayudamos al necesitado no estamos haciendo algo meritorio, sino que simplemente le estamos haciendo partícipe de algo que por derecho le corresponde. En relación con esto, decía muy sabiamente el obispo Ambrosio de Milán (siglo IV) que «no es parte de tus bienes lo que tú das al pobre, lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad cuando a los demás les falta lo necesario».

Que el Señor nos ayude a ser buenos administradores de los recursos que Dios nos ha dado.
 

Que el Señor nos ayude a despojarnos de la tiranía de lo terreno y a ser buenos administradores de los recursos que Dios nos ha dado. La única solución real a este infierno de injusticia social al que estamos abocados es responder al llamado de Jesús a la «metanoia», es decir, a una transformación profunda y radical de la vida de una persona; a un abandonar viejas formas de pensar y actuar que estaban alejadas de Dios, y a vivir de una manera que refleje el amor y la voluntad de Dios.

Que el Señor nos ayude a ser buenos administradores de los recursos que Dios nos ha dado.

José Daniel Espinosa Contreras

Nació en Jaén (provincia andaluza), en 1993. Graduado en Teología en la Facultad de Teología Asambleas de Dios de España en La Carlota, Córdoba, España. Masterado en Teología Dogmática por el Centro de Investigaciones Bíblicas (CEIBI). Formado por la Universidad de la Laguna (Tenerife). Sirve a Dios en el ministerio pastoral desde el año 2018, en un pequeño pueblo del sur de España, Torredelcampo. Es profesor de la Epístola a los Hebreos en la Escuela Evangélica de Teología (EET) y colabora como docente de la asignatura de «Fenomenología e Historia de las Religiones» en el CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas). Autor de «¿A quién adoran los cristianos? Historia y teología de la Trinidad en el culto cristiano» (2017) y «Evangelización en un mundo posmoderno» (2021). Escribe como articulista en Protestante Digital y en otros medios digitales. Está felizmente casado con Natalia y es padre de dos hijos.

josedaniel_ec@hotmail.com / jdespinosac@gmail.com

Facebook    –    josedanielecblog.wordpress.com

 

Compartir