La sociedad moderna construye, consciente o inconscientemente, un sistema anticristo cada vez más evidente y, quienes no lo abrazan, son sutilmente castigados con la «excomunión social».
No se trata solo de la aprobación de leyes que justifican o aprueban lo que Dios llama pecado. Se trata de la creación progresiva de una nueva cultura completamente desarraigada de la fe judeocristiana. Basta con reflexionar en algunas de las características de la filosofía que articula esta nueva cultura y sociedad para darse cuenta de ello.
No es mi intención demonizar la cultura o la sociedad moderna; ni mucho menos. Todas las culturas poseen elementos buenos y malos desde una perspectiva bíblica. Los elementos positivos reflejan que la humanidad es, hasta cierto punto, portadora del imago Dei. Pero estaríamos completamente ciegos si no viéramos también el actuar del «dios de este siglo» (2 Co. 4:4) en la cultura moderna.
Piensa, por ejemplo, en como el pensamiento binario de la Biblia está siendo sustituido por una cosmovisión completamente monista de la realidad.
Me explico: La Biblia es categórica en muchos sentidos y nos lleva a pensar en términos de «blanco» o «negro» (dualismo). O eres de Dios o eres de Satanás; hay ángeles y demonios; santidad o pecado; luz o tinieblas; verdad o mentira; libertad o esclavitud; pastores o lobos; cristianos o no cristianos; salvación o perdición, cielo o infierno. Sin embargo, el dios de este siglo, experto en falsificar y corromper la verdad de Dios, promueve una cosmovisión monista de todas las cosas.
Ya no se habla en términos de «blanco» o «negro», sino de «gris».
El monismo cultural procura evitar los juicios, distinciones, categorías o evaluaciones que la Palabra de Dios hace. En lugar de hablar de Dios o Satanás, prefiere hablar, en todo caso, de «un poder superior».
Ya no existe la santidad o el pecado personal, sino «un estilo de vida». Ya no se habla de ángeles o demonios, sino de «fantasmas». Ya no hay verdad o mentira, sino «tu verdad» y «mi verdad», ambas igualmente válidas. Ya no hay luz o tinieblas, sino grises en todo y en todos. Ya no hay cristianos o no cristianos, ahora está de moda abrazar la idea de que todos somos parte de la familia de Dios. Ya no hay personas llenas del Espíritu o poseídas por demonios, ahora todos son «locos» o tiene problemas psiquiátricos. Los lobos ya no se diferencian de los pastores, pues ya solo se habla de «guías espirituales». Se evita hablar del cielo o del infierno, y en lugar de eso todos hablan de ir a «un mejor lugar». De seguir, la lista sería interminable.
El monismo es la nueva religión que el mundo abraza y que, tristemente, incluso algunos autodenominados cristianos aceptan sin discernimiento.
Me sorprende que todavía haya creyentes que no sean capaces de reconocer, detrás de esta nueva cultura, al corrupto, mentiroso y falsificador que la Biblia describe como «padre de mentira» (Juan 8:44). Como diría el apóstol Pablo, ¡estemos alerta! «para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Colosenses 2:11).
José Daniel Espinosa Contreras Nació en Jaén (provincia andaluza), en 1993. Graduado en Teología en la Facultad de Teología Asambleas de Dios de España en La Carlota, Córdoba, España. Masterado en Teología Dogmática en el CEIBI (Santa Cruz de Tenerife, España). Fue formado por la Universidad de la Laguna (Tenerife) en un curso de «Religiones en España» y, actualmente, es docente de la asignatura de «Fenomenología e Historia de las Religiones» en el CEIBI, Centro de Investigaciones Bíblicas de Santa Cruz de Tenerife. Autor del libro: «¿A quién adoran los cristianos? Historia y teología de la Trinidad en el culto cristiano». Sirve a Dios en un pequeño pueblo en el sur de España (Torre del Campo) junto con su esposa.
josedaniel_ec@hotmail.com