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El auge de los mormones y testigos de Jehová: ¿cómo se diferencian del cristianismo tradicional?

11 de abril de 2025
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Aunque a nuestro alrededor hay muchos mormones y testigos de Jehová, no es claro qué es lo que nos distingue de ellos. Comprender sus orígenes y creencias nos ayuda a situar estos movimientos fuera de la fe cristiana histórica.

¿Alguna vez te has encontrado con un par de jóvenes con camisas blancas, pantalones formales y corbatas ajustadas, que caminan por tu barrio o pedalean en sus bicicletas? ¿O tal vez has abierto la puerta de tu casa solo para encontrarte con una pareja casada ansiosa por entregarte folletos que anuncian el inminente apocalipsis?

Si estas experiencias te parecen tan comunes como el café, es porque lo son. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) y los Testigos de Jehová representan religiones comunes en la actualidad, de origen estadounidense, forjadas en los fuegos del avivamiento, el populismo y el milenarismo del siglo XIX.

Pero ¿en qué aspectos difieren los mormones y los testigos de otros grupos cristianos? ¿Deberían considerarse «cristianos»? Para responder a estas preguntas, este ensayo abordará tres temas relacionados:

(1) Cómo se desarrollaron el mormonismo y los testigos de Jehová.

(2) En qué se diferencian del cristianismo histórico.

(3) Si debieran ser llamados sectas, cristianos o algo distinto.

  1. El surgimiento de los mormones y los testigos de Jehová.

Los mormones y los testigos surgieron en Estados Unidos en el siglo XIX, un período marcado por una agitación espiritual significativa, diversidad religiosa, libertad de expresión y experimentación teológica. Varios factores contribuyeron a este ambiente, incluidos el Segundo Gran Despertar, la expansión hacia el oeste, el crecimiento poblacional, el descontento con el cristianismo tradicional y la democratización de las creencias y prácticas religiosas, quizás evidenciada de forma más aguda en el surgimiento de denominaciones cristianas y nuevos movimientos religiosos.

Este clima, sin precedentes en generaciones anteriores, creó un terreno fértil para innovadores religiosos como Joseph Smith, fundador del mormonismo, y Charles Taze Russell, cuyas enseñanzas sentaron las bases de los testigos.

En este contexto, líderes religiosos con revelaciones frescas y convincentes, o interpretaciones novedosas y complejas de la Biblia, atraían seguidores al ofrecer alternativas a las tradiciones cristianas establecidas, como el episcopalismo y el presbiterianismo.

Retratos de Joseph Smith (izquierda) y Charles Taze Russell (derecha). / Imágenes: Wikipedia 

Joseph Smith y los orígenes del mormonismo

Joseph Smith era un joven de catorce años que vivía en el norte del estado de Nueva York cuando afirmó haber tenido su primera revelación divina en 1820. Experimentaba lo que describía como «ansiedades» y «desesperación» espirituales, por lo que decidió poner a prueba Santiago 1:5, retirándose solo al bosque para orar y pedirle sabiduría a Dios para guiarlo hacia la verdad.

Durante esta «primera visión», Smith afirmó que Dios Padre y Jesucristo se le aparecieron de forma física y personal, confirmándole que las tradiciones cristianas existentes «estaban todas equivocadas» y que sus seguidores «eran todos corruptos».

Al regresar a su casa, la primera observación que hizo a su madre fue: «He aprendido por mí mismo que el presbiterianismo no es verdadero».

Este fue un punto sin retorno. A medida que Smith relataba estos eventos a otros en los días y meses siguientes, la «amarga persecución» que sentía por parte de «hombres de alta posición» lo animó a apoyarse más en sus revelaciones y a verse a sí mismo como un colega de los apóstoles, cuya persecución por parte de líderes religiosos, según Smith, les había convencido de la verdad de su mensaje y la rectitud de su causa.

Tres años después, en 1823, Smith describió una «segunda visión», en la cual un ángel llamado Moroni le reveló la existencia de unas escrituras ocultas hechas de planchas de oro, que él tradujo en el Libro del Mormón. Publicado en 1830, este texto, junto con la Biblia, se convirtió en la piedra angular de las escrituras del incipiente movimiento, así como también la «carta de presentación de Joseph Smith al mundo». Escrito en el inglés del estilo de la Biblia King James, este libro relataba la historia perdida de los israelitas que navegaron hacia América tras el exilio babilónico y cuyos descendientes en los últimos días fueron visitados nada menos que por Jesucristo mismo después de Su resurrección.

En 1823, Smith afirmó que un ángel llamado Moroni le mostró unas escrituras ocultas en planchas de oro, que tradujo como el Libro del Mormón. / Imagen: Newsroom Church of Jesus Christ 

La teología de Smith, particularmente su rechazo a doctrinas cristianas establecidas como la Trinidad, junto con su creencia en revelaciones continuas —sin mencionar la práctica del matrimonio plural (poligamia)—, llevó a muchos a considerar el mormonismo como heterodoxo en el mejor de los casos y herético en el peor.

Este sentimiento polarizado hacia la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días perduró durante años, lo que finalmente llevó a la migración de los mormones a Utah bajo el liderazgo de Brigham Young tras la muerte de Smith en 1844.

Portada del Libro de Mormón, edición original de 1830 / Imagen: Biblioteca del Congreso 

Charles Russell y el «Movimiento de Estudiantes de la Biblia»

Charles Taze Russell era un joven escéptico cristiano de dieciocho años que vivía en Pittsburgh cuando, en 1870, escuchó por primera vez la predicación sobre el fin de los tiempos de Jonas Wendell. Wendell, un evangelista adventista, había sido seguidor del hombre que prácticamente inventó la práctica de predecir el fin del mundo y se especializó en divulgar fechas exactas para el regreso de Jesús a la tierra: William Miller.

Todas esas predicciones resultaron ser falsas, pero la obsesión de Russell con la especulación sobre el fin de los tiempos nunca se alejó mucho de la influencia adventista. Sus creencias lo llevaron a crear el Movimiento de Estudiantes de la Biblia (el precursor de los testigos de Jehová) y a convencerse de que Cristo había regresado de manera invisible en 1874.

Vendió el negocio de su padre, asegurando así los medios financieros para dedicarse de tiempo completo a ser un estudiante de la Biblia del fin de los tiempos. Se sumergió en cronologías bíblicas y predicciones apocalípticas, produciendo publicaciones extensas de manera prolífica. Sin formación teológica ni conocimientos de lenguas bíblicas, logró escribir una serie definitiva de seis volúmenes sobre interpretación bíblica titulada Estudios en las Escrituras, además de fundar la revista La Atalaya. Rechazando los credos de la iglesia, la historia cristiana y las tradiciones establecidas, Russell concluyó que la doctrina de la Trinidad era falsa, argumentando que Jesús no era eternamente divino, sino el primer ser creado por Dios.

Russell logró escribir una serie definitiva de seis volúmenes sobre interpretación bíblica titulada Estudios en las Escrituras, además de fundar la revista La Atalaya. / Foto: Getty Images

Tras la muerte de Russell en 1916, Joseph Franklin Rutherford, un abogado que había representado frecuentemente a Russell en los tribunales, se convirtió en el líder del movimiento. Fue bajo su liderazgo que el grupo adoptó el nombre de ‘Testigos de Jehová’ en 1931. Las agresivas campañas de proselitismo de Rutherford, combinadas con la urgencia escatológica del movimiento, ayudaron a consolidar a los testigos como un cuerpo religioso distintivo, conocido por condenar todas las prácticas cristianas históricas como paganas y considerar que otras tradiciones cristianas eran invenciones humanas en lugar de estar basadas en la Biblia.

Y, al igual que su predecesor, Rutherford fue prolífico en sus escritos, llegando a publicar el equivalente a un libro por año durante el resto de su vida, prediciendo, modificando y reformulando regularmente fechas del fin de los tiempos.

Este hábito se convertiría en una característica distintiva de los testigos, quienes en su breve historia han predicho sin éxito que el fin del mundo ocurriría en los años 1874, 1878, 1881, 1910, 1914, 1918, 1920, 1925 y 1975.

Tras la muerte de Russell en 1916, Joseph Franklin Rutherford, un abogado que había representado frecuentemente a Russell en los tribunales, se convirtió en el líder del movimiento. / Foto: Dominio público 5

  1. Diferencias entre mormones y testigos con el cristianismo histórico

Podemos resumir las diferencias entre mormones y testigos de Jehová con el cristianismo histórico en cuatro aspectos principales: la revelación, la doctrina de Dios, la salvación y la escatología.

Revelación

Comencemos con la revelación. Tradicionalmente, los cristianos sostienen que el canon de la Biblia está cerrado, especialmente a la luz de pasajes como Apocalipsis 22:18–19, que advierte contra añadir nuevas revelaciones, así como pasajes como Colosenses 1:15–23 y Hebreos 1:1–3, que indican que no es necesaria ninguna revelación adicional tras la encarnación, crucifixión y resurrección de Cristo.

Sin embargo, como es bien sabido, los mormones sostienen que Dios continúa revelando verdades a la humanidad a través de profetas. Por eso, aceptan no solo la Biblia, sino también el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y La Perla de Gran Precio como textos autoritativos, conocidos colectivamente como las «Obras Canónicas».

De hecho, incluso hoy en día, los profetas-presidentes actuales pueden recibir revelaciones oficiales en nombre de la iglesia.

Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras (1984) en múltiples idiomas y ediciones. / Foto: Robert de Jong

Por el contrario, los testigos de Jehová adoptan una postura extrema en dirección opuesta. Aunque afirman que la Biblia es la única fuente de teología, sostienen que todas las traducciones han sido corrompidas y mal traducidas. Por ello, utilizan su propia versión de la Biblia, llamada la Traducción del Nuevo Mundo, publicada por primera vez en 1961.

A diferencia de otras traducciones bíblicas realizadas por comités académicos, la Traducción del Nuevo Mundo es profundamente sectaria. No solo modifica miles de versículos llamando al Dios del Antiguo Testamento «Jehová», sino que también reinterpreta todos los pasajes del Nuevo Testamento que afirman o insinúan la divinidad de Jesucristo.

Además, cambia todas las referencias a la palabra griega para «cruz» por «estaca» o «estaca de tormento», en un intento evidente de respaldar su afirmación no fundamentada de que Jesús no murió en una cruz. Además, a diferencia del cristianismo histórico, que permite el uso de diversas traducciones bíblicas, los “Testigos de Jehová” solo autorizan el uso de esta.

A diferencia de otras traducciones bíblicas realizadas por comités académicos, la Traducción del Nuevo Mundo es profundamente sectaria. / Foto: Wikipedia

Doctrina de Dios

Una de las razones fundamentales por las cuales tanto los mormones como los testigos de Jehová quedan fuera del cristianismo histórico es su rechazo a la doctrina de la Trinidad.

La teología cristiana clásica enseña que Dios posee una sola naturaleza y existe eternamente como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En contraste, los mormones enseñan que Dios Padre solía ser un ser humano, que Jehová es Jesús y que el Espíritu Santo es un hombre con poder limitado.

Según enseñó Smith sobre Dios Padre: «Dios mismo fue una vez como nosotros ahora somos y es un hombre exaltado». Además, el teólogo mormón Bruce McConkie explica: «Cristo es Jehová; son una y la misma persona». Estas creencias contradicen las descripciones clásicas de la naturaleza de Dios expresadas en el Credo de Nicea y el Credo Apostólico.

Retrato de Bruce R. McConkie (1915-1985), líder de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. / Foto: Annual publication of the associated students of Ricks College

Por su parte, los testigos de Jehová rechazan por completo la Trinidad, calificándola de doctrina pagana introducida en el cristianismo por la filosofía griega. Sostienen una forma de unitarismo, donde solo Jehová (Dios Padre) debe ser adorado y Jesús es visto como un ser subordinado y creado, identificado con el arcángel Miguel. Esta enseñanza se basa en una interpretación sesgada de textos como Juan 1:1, donde su Traducción del Nuevo Mundo traduce de forma controvertida la frase «el Verbo era Dios» como «el Verbo era un dios» relegando a Jesús a un ser creado por Jehová.

Los testigos de Jehová rechazan por completo la Trinidad, calificándola de doctrina pagana introducida en el cristianismo por la filosofía griega. / Foto: Getty Images

Salvación y escatología

La teología de los mormones y los testigos de Jehová también difiere del cristianismo clásico en sus enseñanzas sobre la salvación y la escatología.

Los mormones creen en una vida después de la muerte de varios niveles, en la cual los individuos son asignados a uno de tres reinos de gloria según su fe y obras: el celestial, el «terrestre y el «telestial». (El Reino Telestial es el menor de los tres reinos de gloria en el cielo, según la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días).

 

Aunque reconocen la importancia de la expiación de Cristo, los mormones también enseñan que es esencial cumplir ciertas ordenanzas (como el bautismo por los muertos, que se realiza en templos a los que no pueden acceder los no mormones) para alcanzar la exaltación. Esto contrasta con la enseñanza cristiana tradicional, que afirma que «la salvación es por gracia, mediante la fe en Cristo y que las buenas obras son el fruto y la confirmación de la aceptación total de Dios, no el medio para obtenerla» (Efesios 2:8–10).

Los testigos de Jehová también sostienen un sistema de salvación escalonado, aunque diferente al de los mormones.

Creen en dos clases de personas salvadas: por un lado, los 144.000 «ungidos», que reinarán con Cristo en el cielo y ya poseen cuerpos espirituales resucitados; por otro lado, el resto de los fieles —la llamada «gran muchedumbre»— que vivirán eternamente en un paraíso terrenal restaurado. Esta enseñanza se basa en una interpretación literal de Apocalipsis 7:4–9, aunque no concuerda con la escatología cristiana histórica, que interpreta el número 144.000 como un símbolo de la totalidad del pueblo de Dios.

La teología de los mormones y los testigos de Jehová también difiere del cristianismo clásico en sus enseñanzas sobre la salvación y la escatología. / Foto: Jhon Montaña

  1. ¿Los mormones y los testigos de Jehová son sectas?

A diferencia de los teósofos o espiritistas, ha sido un desafío constante tanto para los sociólogos de la religión como para los practicantes de la fe determinar si los mormones y los testigos de Jehová deben describirse más precisamente como ramas del cristianismo o como sectas. Esto depende, sin duda, de a quién se le pregunte.

En general, tanto mormones como testigos de Jehová se consideran verdaderos cristianos, mientras que los miembros de iglesias tradicionales los rechazan como tales.

De hecho, en el caso de los mormones, estos no solo consideran que su iglesia es cristiana, sino que creen que es la única iglesia cristiana verdadera. Por ello, suelen negar la afirmación de que el mormonismo es una secta. Desafortunadamente, no existe una definición universalmente aceptada para la palabra «secta». En cambio, los académicos de diversas corrientes la definen de diferentes maneras.

Ha sido un desafío para sociólogos y practicantes determinar si los mormones y los testigos de Jehová son ramas del cristianismo o sectas. / Foto: Envato Elements

Preservando la iglesia

Al mismo tiempo, es fundamental para la identidad y preservación de la iglesia reflexionar sobre los casos mencionados. En resumen, ¿deberíamos considerar al mormonismo y a los testigos de Jehová como sectas y, por ende, no como iglesias ni cómo cristianos?

Basándonos en las características y definiciones teológicas previamente expuestas, los defensores del cristianismo tradicional deberían considerarlos como tales. Para estar seguros, el término histórico “secta” es comúnmente controvertido, pero los teólogos lo utilizan para referirse a grupos que se desvían de doctrinas cristianas esenciales mientras afirman representar el verdadero cristianismo. Tanto el Mormonismo como los Testigos de Jehová cumplen con esta definición de dos maneras: primero, rechazan creencias y prácticas cristianas fundamentales y, segundo, añaden otras nuevas.

Frente a movimientos heréticos, el cristianismo clásico debe reafirmar constantemente su compromiso con los límites doctrinales claros establecidos por la Escritura y los credos históricos de la iglesia. Nuevos movimientos religiosos como el Mormonismo y los Testigos de Jehová son ejemplos claros de cómo las desviaciones de la enseñanza cristiana ortodoxa terminan produciendo religiones completamente nuevas que añaden o eliminan verdades fundamentales. Estos grupos, aunque profesan lealtad a Cristo, difieren significativamente en sus doctrinas sobre Dios, así como en sus teologías sobre la salvación, la revelación y la escatología.

Estamos llamados a contender ardientemente por la fe que ha sido dada una vez a los santos (Judas 3) y a interactuar con el mundo desde una base profundamente arraigada en la Palabra de Dios. Al mantenernos firmes en las confesiones históricas de fe y en la autoridad de la Biblia, la iglesia protege su identidad y preserva la integridad del evangelio para las generaciones futuras.

Este artículo fue traducido y ajustado por David Riaño. El original fue publicado por Derek Cooper en Desiring God. Allí se encuentran las citas y notas al pie. desiringgod.org/articles/american-religions

Fuente: biteproject.com

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