Contenido sensible: el siguiente texto contiene un relato de violencia sexual.
Grupos extremistas utilizan la violencia para debilitar a las víctimas y sus comunidades
La violencia contra las mujeres ha sido una de las formas más comunes de persecución a los cristianos en países del África Subsahariana. Un ejemplo de lo que sucede en el continente es la historia de Rifkatu* quien, con apenas un mes de casada con el pastor Zamai*, fue secuestrada por extremistas de la etnia fulani en Nigeria. La familia ya se había mudado de la aldea a causa de los ataques yihadistas, pero, debido a la falta de alimentos, regresaron a su antigua casa solo para recoger las verduras que quedaban en el campo.
Zamai salió en motocicleta para llevar a su padre anciano y a su hermana menor a la nueva casa, mientras Rifkatu y su cuñada permanecieron en la vivienda anterior. Allí fueron encontradas por extremistas fulani. Intentaron huir, pero fueron rodeadas y secuestradas.
«El hombre que me llevó en la moto me preguntó por qué lloraba. Yo le dije que estaba casada, pero él respondió: ‘Si tu esposo fuera fuerte, te habría rescatado de nuestras manos’», relata la mujer cristiana.
Ambas mujeres fueron llevadas a una casa abandonada y abusadas por varios hombres. Al día siguiente, llegaron al campamento de los militantes y la violencia sexual continuó. «En el campamento no vi a ningún musulmán entre todos los que habían sido secuestrados», recuerda Rifkatu. A pesar de la dura violencia sufrida, ella confiaba en Dios y sabía que su esposo estaba intercediendo por ella.
Para intentar protegerse de los abusos, Rifkatu dijo que estaba embarazada, pero no le creyeron. Comenzó a sentir fuertes dolores en el estómago y a escupir sangre, lo que llevó a sus captores a temer que pudiera sufrir un aborto espontáneo. Creían que, si eso ocurría, el derramamiento de sangre traería mala suerte y los expondría a sus enemigos.
El jefe de los yihadistas se enteró de la situación y acudió al campamento. «Me preguntó: ‘¿Ellos abusaron de ti?’. Yo respondí que sí, entonces él se disculpó por lo sucedido y prometió llevarme a casa sin necesidad de pagar rescate», recuerda la mujer.
Las víctimas de violencia sexual en África Subsahariana descubren que, al regresar a casa, son recibidas con desconfianza, como si el maltrato brutal que sufrieron las hubiera contaminado. Por eso la violencia sexual se utiliza contra los cristianos: las consecuencias del abuso trascienden a la persona y destruyen familias y comunidades cristianas.
El líder del grupo condujo a Rifkatu y a su cuñada hasta una iglesia en una aldea cercana, y desde allí lograron regresar a su hogar. El pastor Zamai recuerda ese día: «Cuando mi esposa volvió a casa, mi corazón se llenó de alegría. Dios había respondido a mi oración por su liberación».
Frente al trauma
El trauma de lo vivido comenzó a manifestarse en Rifkatu, al punto de sentir temor cada vez que algún hombre se le acercaba, incluso su propio esposo. «A veces, cuando estábamos juntos, ella se asustaba y decía que me tenía miedo. Eso afectó nuestra relación», explica el pastor.
Con el tiempo, Rifkatu logró acostumbrarse nuevamente a la cercanía de su esposo, hasta que dos meses después quedó embarazada. Sin embargo, durante el parto sufrió complicaciones y su hija nació con retraso en el desarrollo.
La comunidad notó la condición de la bebé y comenzaron a circular rumores sobre su paternidad. «Cuando percibieron la condición de nuestra hija, las personas empezaron a difundir comentarios de que pertenecía a los fulani. Decían que nuestra niña era un bebé maldito», lamenta Zamai.
Los chismes en torno a la familia hicieron aún más dolorosa la vida de Rifkatu e incluso alteraron la actitud de algunas personas de la iglesia. «Las mujeres no entran a mi casa porque piensan que, si mi hija las ve, ellas también darán a luz un bebé con la misma condición», cuenta.
Las víctimas de violencia sexual en África Subsahariana descubren que, al regresar a casa, son recibidas con desconfianza, como si el maltrato brutal que sufrieron las hubiera contaminado. Por eso la violencia sexual se utiliza contra los cristianos: las consecuencias del abuso trascienden a la persona y destruyen familias y comunidades cristianas.
*Nombres cambiados por seguridad.
Foto noticia: Mujeres enfrentan desconfianza y abandono de amigos y familiares después de los abusos.
Fuente: https://puertasabiertasal.org