Cuando Dios llevó a Abraham fuera de su carpa y le pidió que mirara las estrellas, no solo le estaba mostrando un cielo iluminado, le estaba revelando un principio eterno: sus promesas siempre superan nuestras limitaciones humanas. La carpa representaba lo pequeño, lo limitado, lo que Abraham podía controlar y entender. Pero el cielo representaba lo infinito, lo imposible de alcanzar con la lógica humana, aquello que solo se puede recibir por fe.
Así también en nuestra vida, muchas veces preferimos quedarnos dentro de nuestra «carpa», aferrados a lo que conocemos, atrapados en la seguridad de lo pequeño, aunque esa seguridad nos limite. La carpa puede ser el miedo al fracaso, la voz del pasado que nos recuerda errores, el «no tengo recursos» o «no estoy preparado».
¿Cuántas veces decimos: no puedo, no sé, no me animo? ¿Cuántas veces dejamos que las dudas sean más grandes que las promesas?
Dios, al igual que con Abraham, nos llama hoy a salir. Nos dice: «sal de la carpa de tus pensamientos limitados, rompe con lo conocido y levanta tu mirada hacia mis promesas». Salir de la carpa es un acto de fe, es atrevernos a creer cuando no vemos nada, es confiar cuando todo parece oscuro.
Y justamente en la oscuridad, las estrellas brillan con más fuerza. Quizás hoy estés enfrentando una noche oscura: una enfermedad, una pérdida, una crisis, un futuro incierto. Pero aun allí, si levantas tu mirada, verás que las promesas de Dios siguen firmes, brillando, recordándote que Él tiene un plan mayor.
Las estrellas no se cuentan con la vista, y las promesas de Dios tampoco se limitan a lo que podemos imaginar. Pablo lo expresó en 1 Corintios 2:9: «cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman». Ese cielo estrellado que vio Abraham es la misma invitación que hoy tenemos: mirar más allá de lo visible, confiar más allá de lo razonable.
Pregúntate hoy: ¿cuál es tu carpa? ¿La inseguridad? ¿La comodidad? ¿El miedo al qué dirán? ¿La voz del fracaso que intenta detenerte? Si permaneces dentro de esa carpa, nunca verás las estrellas. Pero si te atreves a salir, Dios abrirá delante de ti un cielo lleno de promesas. Y no solo eso: cada estrella puede recordarte una palabra de Dios, un sueño, un propósito, una oportunidad que aún no has alcanzado pero que ya está escrita en su plan eterno.
Ejemplos sobran. Pedro tuvo que salir de la barca para caminar sobre el agua. Moisés tuvo que salir de Egipto para ver la tierra prometida. José tuvo que salir de la cárcel para llegar al palacio. Y Jesús mismo salió del cielo, de su lugar de gloria, para traer salvación a toda la humanidad. Ninguna gran promesa se cumple sin un paso de fe, sin salir de lo conocido hacia lo desconocido confiando en la voz de Dios.
Y aquí está la clave: no es nuestra fuerza la que cumplirá la promesa, es la fidelidad de Dios.
Abraham era anciano, Sara era estéril, todo parecía imposible, pero Dios cumplió. Porque las estrellas no dependían de Abraham, sino de la palabra del Señor. De la misma manera, tus promesas no dependen de tus limitaciones, sino de la grandeza de Dios.
Por eso, cada vez que la noche se torne oscura, levanta tu mirada. Cada vez que sientas que tus fuerzas no alcanzan, recuerda el cielo de Abraham. Cada vez que las voces de duda intenten encerrarte en la carpa, sal afuera y mira lo infinito de Dios. Porque tus ojos verán lo que hoy no entiendes, tus manos tocarán lo que hoy parece lejano, y tu corazón se llenará de la esperanza que solo la fe puede dar.
Hoy Dios te invita a dar ese paso: sal de tu carpa, rompe los límites de tu mente, atrévete a creer. Mira las estrellas y recuerda que las promesas de Dios son más grandes que cualquier oscuridad que enfrentes. La noche pasará, pero sus promesas permanecerán para siempre.
Leandro Jesús Oviedo
Es comunicador, escritor y orador, con una vocación clara: inspirar a la generación actual a conocer y servir a Dios en todas las áreas de la vida. Fue ordenado como evangelista por sus apóstoles Sergio y Liliana Galetto del Ministerio Fuente de Vida. Es autor de los libros: “Descubre quién eres”, “El Café de cada día” y “El Poder de la Inspiración”. Conduce en redes sociales el programa “Entrelazados”, donde entrevista líderes de América y Europa con el propósito de ver unido al cuerpo de Cristo. Es conductor de “Afectados”, programa radial que se transmite por Radio Mitre (Cañada de Gómez). Comparte su podcast titulado “Más Profundo” ofreciendo reflexiones enriquecedoras para el alma. Leandro vive en San Genaro (Santa Fe, Argentina) con su esposa Elisabet y sus hijos Theo y Zoe. Su pasión por seguir a Cristo se refleja en su compromiso de compartir un mensaje transformador y edificante.