“La calidad de aire que respiras determinará la calidad de vida que tendrás”.
Podemos sobrevivir semanas sin comida, días sin agua, pero solo minutos sin aire. En general una persona requiere inhalar cada 4 segundos, esto equivale a unas 20 mil inhalaciones al día. Del aire que respiramos obtenemos oxígeno, Los glóbulos rojos toman el oxígeno de los pulmones y lo transportan a la célula del cuerpo. Por eso es recomendable buscar lugares donde haya ventilación y que el aire al ser respirado sea AIRE PURO. Por la mañana temprano, los árboles liberan el mejor aire, motivo por el cual muchas personas salen a caminar en esas horas para fortalecer y vitalizar su cuerpo.
Además, respirar profundamente es esencial para mantener pulmones sanos y mente clara. Ayuda a combatir la depresión, reducir tensiones, mejorar la digestión y promover un mejor sueño.
El aire puro simboliza la presencia de Dios. El ser humano fue creado para respirar ese tipo de aire, capaz de nutrir nuestro espíritu, brindándonos paz, felicidad y propósito en la vida.
Hoy en día, es posible que estemos inhalando un «aire contaminado», simbolizando una vida sin Dios, manchada por el pecado y la falta de conexión con Cristo. La verdadera razón es que «todos tienen a Cristo, pero aún no todos lo han descubierto». También puede ser que respiremos un «aire artificial» representando una vida religiosa, es decir, conocer acerca de Dios, creer en él, pero no lograr conocer a Dios.
Por lo tanto ese «aire artificial» es fabricado por el hombre, por eso es que una vida religiosa significa: tratar de conocer a Cristo sin tener una comunión con él, tratar de conocer a Cristo pero a nuestra forma de pensar y de vivir. Eso es religión.
La pregunta sería; ¿No será que estás respirando un aire artificial?, ¿no será que el hacer muchas cosas para Dios te ha desenfocando de hacerlo con Dios?
Debes recordar que ese «aire artificial» no fue destinado para nosotros. Si bien este tipo de aire nos mantiene simplemente sobreviviendo o existiendo, a la larga o a la corta termina por secar nuestros pulmones espirituales, enfermándonos y estancándonos. “Este efecto es típico del espíritu religioso, ya que seca la vida del creyente, haciéndolo incapaz de reproducir la vida de Cristo, pues está seco y no puede dar frutos espirituales».
Al mismo tiempo, es importante recordar que somos el templo de Dios, es decir, la casa del Espíritu Santo. ¡Qué gran privilegio tenemos, pero también qué gran responsabilidad! El interrogante es: ¿Estamos conscientes de esto?, ¿Se siente cómodo el Espíritu de Dios en esta casa?, ¿Por qué a veces no podemos amar a Dios con todas nuestras FUERZAS?, por una simple razón, porque ya no las tenemos, nos hemos quedado sin fuerza. Creo que como iglesia de Cristo hemos descuidado nuestro cuerpo. ¿Cómo nos alimentamos?, ¿Cómo descansamos?, e incluso ¿Cómo respiramos?, ¿Qué clase de aire respiramos? Recordemos que “somos el resultado de lo que comemos”. Es sumamente importante el cuidado de nuestro cuerpo.
Por ejemplo; si digo ser una persona espiritual pero no puedo dominar mi ESTÓMAGO, hay algo que no anda bien. Es muy importante la oración, no hay duda de eso, porque la oración es la conexión directa con Dios, pero también el cuidado de nuestro cuerpo es una forma de honrar a Dios y de expresar a Cristo
Pensemos en este maravilloso episodio, Jesús no hubiese podido cargar la cruz que pesaba aproximadamente 75 kg y caminar con ella casi 1 km de distancia hasta el Gólgota, si no tenía su cuerpo preparado, entrenado, es decir, bien cuidado. Su sangre no estaba enferma, no tenía colesterol, presión alta, ni diabetes. Jesús honraba al Padre cuidando su cuerpo, que era donde vivía el Espíritu Santo. Porque Jesús sabía que necesitaba preparar su cuerpo para cumplir con la misión de su Padre.
Por eso, Dios necesita una iglesia saludable para poder cumplir su propósito en la tierra. Amigo, quiero decirte, Dios te necesita sano, saludable, para que tu cuerpo pueda soportar y llegar a cumplir con Su voluntad, para que cuando lleguen los años altos de la vida todavía te encuentres lleno de vitalidad y fuerzas.
A veces pensamos que el Espíritu Santo está dormido en nosotros, pensamos que él está ocupado con otros grandes siervos, otros hijos más obedientes que nosotros, pero la verdad es que el Espíritu Santo no está dormido en tu vida, no es que no tenga poder, es que la GLOTONERÍA no lo deja trabajar en nosotros. Aquí radica la importancia de cuidar nuestro cuerpo, nuestra alimentación y respiración. Dios te quiere sano, libre de ti mismo para poder LLEGAR saludable y así cumplir tu propósito.
Si somos honestos, a veces la cama, Netflix, la novela, las redes sociales, o la comida nos hablan más que la misma voz de Dios. Creo que es tiempo de respirar el aire puro, la misma presencia del Señor. Yo creo con todo mi corazón que Él está levantando una IGLESIA SALUDABLE en todos los aspectos y tú eres parte de esa generación.
Por eso, mejor intenta respirar el aire puro, es decir, el natural, fabricado por Dios, a través del cual podrás sentir su presencia cada día y recibir todos sus beneficios. Debemos recordar que Dios está disponible todos los días, su Espíritu nos anhela celosamente.
Solo tienes que buscarlo mediante la adoración, la oración y la meditación en Su Palabra. Es ella quien nos infunde aliento, nos da dirección y nos llena de Su vida. Debemos salir a buscar esa “ventilación”, la presencia de Dios. Recuerda que le hará bien a nuestro cuerpo, alma y mente, porque la voluntad de Dios es que el ser humano viva en Su presencia.
Hoy, búscalo por la mañana, por la tarde, por la noche; piensa en él todo el tiempo, entrega tu vida, ¡y verás cómo podrás escuchar la voz del Espíritu Santo! ¡HOY PUEDES CAMBIAR DE AIRE!
Imagen de Hannah Williams en Pixabay
(Isaías 40:31) “Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán el vuelo como las águilas, correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”.
Leandro Jesús Oviedo
Es comunicador, escritor y orador, con una vocación clara: inspirar a la generación actual a conocer y servir a Dios en todas las áreas de la vida. Fue ordenado como evangelista por sus apóstoles Sergio y Liliana Galetto del Ministerio Fuente de Vida. Es autor de los libros: “Descubre quién eres”, “El Café de cada día” y “El Poder de la Inspiración”. Conduce en redes sociales el programa “Entrelazados”, donde entrevista líderes de América y Europa con el propósito de ver unido al cuerpo de Cristo. Es conductor de “Afectados”, programa radial que se transmite por Radio Mitre (Cañada de Gómez). Comparte su podcast titulado “Más Profundo” ofreciendo reflexiones enriquecedoras para el alma. Leandro vive en San Genaro (Santa Fe, Argentina) con su esposa Elisabet y sus hijos Theo y Zoe. Su pasión por seguir a Cristo se refleja en su compromiso de compartir un mensaje transformador y edificante.
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