El Sello

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El RUIDO del Alma

Por Leandro Jesús Oviedo

1 de noviembre de 2025

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182008

«Estén quietos, y sepan que yo soy Dios». — Salmo 46:10

«El alma grita, pero el Espíritu susurra». – Anónimo

Vivimos en una época en la que el silencio se volvió un lujo. Todo suena, todo vibra, todo apura. El celular nunca duerme, el reloj corre, las notificaciones no paran. Si no hacemos algo, sentimos culpa. Si no contestamos, pensamos que decepcionamos. Si nos quedamos quietos, creemos que estamos perdiendo el tiempo.

Y sin embargo, en medio de todo ese movimiento, algo dentro nuestro empieza a cansarse. El cuerpo sigue, pero el alma… se agota. Hay un ruido que no viene de afuera, sino de adentro. Es el ruido de los pensamientos que no paran, de los «¿y si no me sale?», de los «tengo que poder», de los «¿y si me equivoco?». Es el ruido del alma cuando se olvida de confiar.

El alma inquieta se parece a una radio vieja: tiene tantas interferencias que, aunque haya buena música, no se disfruta. Queremos oír la voz de Dios, pero la frecuencia está saturada de pensamientos. Y el Espíritu no grita para imponerse. Él susurra.

«El silencio no es la ausencia de sonido, sino la presencia de dirección».

Jesús lo sabía bien. En los momentos más intensos, cuando todos lo buscaban, Él se retiraba a orar. No para escapar de la gente, sino para encontrarse con el Padre. No porque el mundo fuera malo, sino porque necesitaba recordar de dónde venía su fuerza.

Él entendía algo que nosotros olvidamos: la calma no se encuentra, se construye.

Piénsalo: ¿cuántas veces intentas «desconectarte» mirando series, navegando redes o yendo a algún lugar tranquilo… y aun así tu mente no se apaga? ¿Cuántas noches te acuestas cansado, pero no puedes dormir porque sigues repasando lo que falta, lo que duele o lo que podría salir mal?

Eso también es ruido. Un ruido que no se soluciona con auriculares, sino con silencio interior.

Un silencio que no es vacío, sino presencia. Presencia de paz. Presencia de propósito. Presencia de Dios.

«Cuando el alma se aquieta, el cielo se vuelve audible».

A veces pensamos que estar quietos es perder tiempo, pero en realidad, es invertirlo.

No se trata de «hacer menos», sino de «escuchar mejor».

Porque la quietud no te aleja del mundo: te prepara para volver a él con claridad.

Imagina un lago agitado por el viento: el reflejo se distorsiona. Pero cuando el agua se calma, todo se ve con nitidez. Así funciona también el alma: solo en la quietud se refleja bien la imagen de Dios.

Pregúntate hoy:

¿Cuántas cosas estoy haciendo en automático, solo por miedo a detenerme?

¿Qué tanto espacio tiene el silencio en mis días?

¿Cuántas decisiones tomé por impulso, cuando quizás solo necesitaba respirar y esperar?

El nuevo pacto nos recuerda que el lugar de encuentro con Dios ya no está en un monte ni en un templo: está adentro tuyo. No tienes que irte al desierto, solo a tu interior. El Espíritu no se fue, sigue ahí, esperando que bajes el volumen de tus ansiedades para poder hablarte.

¿Te pasó alguna vez que apagas el celular, pero tu mente sigue vibrando como si todavía sonara? Eso es el alma inquieta. Y el único modo de calmarla no es llenándola de actividades, sino recordándole quién manda: el Espíritu.

«Cuando el alma se calla, el Espíritu empieza a hablar».

No confundas movimiento con avance. No confundas ruido con vida.

A veces el mayor acto de fe no es correr, sino detenerse.

No es hablar, sino escuchar. No es gritar, sino confiar.

La quietud no es pasividad, es dirección.

Porque cuando aprendes a estar quieto por dentro, el caos de afuera ya no te gobierna.

Y ahí entiendes algo que cambia todo: Dios no estaba lejos, solo estaba esperando que el ruido del alma se apagara… para poder recordarte, en su suave susurro, que todo está bajo control.

Leandro Jesús Oviedo

Es comunicador, escritor y orador, con una vocación clara: inspirar a la generación actual a conocer y servir a Dios en todas las áreas de la vida. Fue ordenado como evangelista por sus apóstoles Sergio y Liliana Galetto del Ministerio Fuente de Vida. Es autor de los libros: “Descubre quién eres”, “El Café de cada día” y “El Poder de la Inspiración”. Conduce en redes sociales el programa “Entrelazados”, donde entrevista líderes de América y Europa con el propósito de ver unido al cuerpo de Cristo. Es conductor de “Afectados”, programa radial que se transmite por Radio Mitre (Cañada de Gómez). Comparte su podcast titulado “Más Profundo” ofreciendo reflexiones enriquecedoras para el alma. Leandro vive en San Genaro (Santa Fe, Argentina) con su esposa Elisabet y sus hijos Theo y Zoe. Su pasión por seguir a Cristo se refleja en su compromiso de compartir un mensaje transformador y edificante.     

leandrojesusoviedo@live.com.ar     

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