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Cristianos huyen de grupos armados en México0 Nueva Publicación

28 de junio de 2025

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Más de 200 personas están desplazadas desde hace casi un año.

En un viejo auditorio en la región de Chiapas, México, más de 100 personas comparten el mismo techo, dos baños y una misma historia. No cruzaron ninguna frontera y ningún documento oficial las clasifica como refugiadas, pero esa es la condición en la que viven actualmente. Son desplazados internos.

En julio de 2024, las familias cristianas huyeron de su comunidad, en una zona indígena de Chiapas, luego de pasar días de terror a manos de grupos armados que los expulsaron de sus propias casas.

Hoy, casi un año después, los cristianos siguen viviendo en condiciones precarias, invisibles para el sistema y sostenidos por una fe que no siempre es aceptada.

Obligados a dejar su hogar

Los ataques comenzaron en enero de 2024, cuando la comunidad quedó en medio de la disputa territorial entre dos grupos armados rivales. Los criminales invadieron la localidad y comenzaron a reclutar a hombres, diciendo: «O estás con nosotros, o estás con el enemigo».

La comunidad cristiana se negó a responder con violencia o a someterse. En su lugar, decidieron mantenerse neutrales, lo que los criminales interpretaron como traición. Ellos dijeron: «Si no quieren unirse a nosotros, entonces tendrán que irse’, pero nosotros no queríamos problemas. Solo queríamos vivir en paz en nuestra ciudad» explica Martha*, una de las cristianas afectadas.

A medida que los conflictos se intensificaban, más de 100 personas huyeron y otras 109 fueron secuestradas y retenidas en una escuela abandonada durante nueve días. La intervención del ejército mexicano y de la Guardia Nacional evitó una masacre. Los criminales huyeron y, en medio del conflicto, los rehenes lograron escapar. Ese día, más de 200 personas abandonaron sus hogares por miedo.

Una crisis que parece lejos de acabar

Mientras muchos de los desplazados intentan reconstruir su vida en comunidades vecinas —la mayoría trabajando en la informalidad y durmiendo en el suelo de habitaciones vacías—, gran parte de las familias fue reubicada temporalmente en un auditorio municipal en la región de Chiapas.

En agosto de 2024, Puertas Abiertas se enteró de la situación de estos cristianos y envió ayuda, incluyendo alimentos, ropa y calzado. «Nuestros hermanos parecían desanimados, con miedo y en gran necesidad. Lo perdieron todo mientras huían», cuenta una colaboradora local.

A comienzos de 2025, una investigación de Puertas Abiertas mostró que las necesidades de estas familias solo han aumentado. Falta comida, empleo y acceso a servicios básicos. Las historias detrás de las estadísticas son aún más dolorosas.

El bebé recién nacido de Mariana*, quien tenía ocho meses de embarazo durante la huida, nació con un soplo cardíaco que requiere cuidados especiales. Hoy, ella y su esposo Alfredo* tienen dificultades para pagar los tratamientos médicos y brindar las condiciones mínimas para el desarrollo del niño.

La desesperanza parece apoderarse de muchos cristianos desplazados. «Lo perdimos todo. Antes, si quería una naranja, la compraba. Hoy, tengo que decidir si la compro o si guardo el dinero para pagar el alquiler», dice Rosario*, una joven madre soltera.

Supliendo las necesidades básicas

Los cristianos que intentaron alquilar casas en la región enfrentaron la desconfianza de los propietarios. Muchos cobraban el doble cuando sabían que la familia era desplazada.

Nuestros colaboradores en la zona están ayudando a estas familias cristianas con atención postraumática, alimentos, consejería espiritual, atención médica, apoyo para más de 50 niños traumatizados y medicamentos para enfermedades crónicas.

Se están distribuyendo artículos esenciales como camas, estufas y refrigeradores, y se ofrece un apoyo financiero mensual para ayudarles a sobrevivir. Actualmente, Puertas Abiertas ayuda a 250 cristianos en la región, pero las necesidades son mayores que la ayuda que podemos brindar en este momento.

«Estas personas fueron desplazadas y obligadas a abandonar todo lo que conocían y amaban, cargando con recuerdos tristes, pero con un espíritu inquebrantable», dice Ana*, colaboradora local de Puertas Abiertas que visita con frecuencia a los cristianos desplazados en la región. «Sus visitas nos alegran el corazón. Gracias por recordarnos que no estamos solos», expresó Jorge*, uno de los cristianos que recibió apoyo durante una visita pastoral.

*Nombres cambiados por seguridad.

Foto de Noticias: Niños reciben apoyo especial para enfrentar los traumas causados por el conflicto

puertasabiertasorg

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